El fiero turco en Lepanto,
En la Tercera el francés
Y en todo mar el inglés,
Tuvieron de verme espanto.
Rey servido y patria honrada
Dirán mejor quién he sido
Por la cruz de mi apellido
Y con la cruz de mi espada
Don Álvaro de Bazán
y Guzmán nace en pleno centro de la ciudad de Granada el 12 de
diciembre de 1526. Hijo del reconocido marino don Álvaro el
Viejo, capitán de las galeras reales españolas y de Ana Guzmán, hija de un
poderoso aristócrata, fue uno de los más grandes y valientes almirantes de la
Historia de España.
Gracias a la fama
de su padre, cuando el joven Álvaro cuenta apenas con dos años de edad, el
rey Carlos I le hace entrega del Hábito de Santiago. Siete años
más tarde, recibe el título de Alcaide de Gibraltar.
Ya desde muy joven,
Álvaro de Bazán "el Mozo" acompaña a su padre durante sus patrullas
en las costas de Gibraltar. Compagina esos viajes con las clases
que recibe del ilustre profesor don Pedro González de Simancas, quien le enseña
a amar las artes pictóricas y la poesía. En 1544 dirige su primera batalla en
las costas de Galicia, de la cual sale victorioso hundiendo la totalidad de los
navíos enemigos, en este caso, franceses. Su carrera militar no había hecho más
que empezar y ya gozaba de la fama y el júbilo del pueblo que le apoyaba.
En
1556, Felipe II encomienda a don Álvaro la escuadra de galeras reales
de Nápoles. Con ella reconquista el peñón de Vélez de la Gomera, defiende
Malta, Génova, Venecia y Corfú. El 7 de octubre de 1571, al mando de la 4ª
flota de galeras, (integrada por 30 navíos) actúa en Lepanto, siendo su ayuda
decisiva para la victoria. Los vítores y las ovaciones hacia su persona y sus
hazañas se suceden a lo largo y ancho de la geografía española. Don Álvaro de
Bazán es ya una leyenda y por ello recibe otro título, el de Marqués de Santa
Cruz.
Pero su hazaña más
sonada tendrá lugar en Portugal en el año 1582. El reino de Portugal se había
unido al de España bajo la mano de Felipe II. Uno de los opositores a tal
hecho, Felipe Strozzi, dirige una operación para "liberar" al país
luso de la influencia española. El encargado de contrarrestar tal acto es el
Marqués de Santa Cruz, en un combate que tendrá lugar el 26 de julio de 1582 en
la Isla Terceira (Azores). Nuestro capitán, que dirigió sus 28 navíos contra
los 60 de Filippo Strozzi logró una victoria que sirvió para sofocar el
movimiento independentista y para que el Reino de Portugal permaneciese bajo la
tutela de Felipe II durante muchos años.
Los ataques de los
corsarios británicos y franceses se sucedían con demasiada frecuencia y fue
por ello por lo que Don Álvaro instó a Felipe II a crear una armada
de escarmiento para los enemigos de España. Don Álvaro acabó de
convencer al rey argumentando que la reina Isabel I de Inglaterra era
protestante y que luchaba en contra del catolicismo. Felipe II, un
ferviente católico, vio en ello la razón suficiente como para enviar la
flota más poderosa jamás vista hasta entonces.
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