miércoles, 31 de octubre de 2012

Don Álvaro de Bazán, el mozo

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El fiero turco en Lepanto,
En la Tercera el francés
Y en todo mar el inglés,
Tuvieron de verme espanto.
Rey servido y patria honrada
Dirán mejor quién he sido
Por la cruz de mi apellido
Y con la cruz de mi espada

Don Álvaro de Bazán y Guzmán nace en pleno centro de la ciudad de Granada el 12 de diciembre de 1526. Hijo del reconocido marino don Álvaro el Viejo, capitán de las galeras reales españolas y de Ana Guzmán, hija de un poderoso aristócrata, fue uno de los más grandes y valientes almirantes de la Historia de España.

Gracias a la fama de su padre, cuando el joven Álvaro cuenta apenas con dos años de edad, el rey Carlos I le hace entrega del Hábito de Santiago. Siete años más tarde, recibe el título de Alcaide de Gibraltar.

Ya desde muy joven, Álvaro de Bazán "el Mozo" acompaña a su padre durante sus patrullas en las costas de Gibraltar. Compagina esos viajes con las clases que recibe del ilustre profesor don Pedro González de Simancas, quien le enseña a amar las artes pictóricas y la poesía. En 1544 dirige su primera batalla en las costas de Galicia, de la cual sale victorioso hundiendo la totalidad de los navíos enemigos, en este caso, franceses. Su carrera militar no había hecho más que empezar y ya gozaba de la fama y el júbilo del pueblo que le apoyaba.

En 1556, Felipe II encomienda a don Álvaro la escuadra de galeras reales de Nápoles. Con ella reconquista el peñón de Vélez de la Gomera, defiende Malta, Génova, Venecia y Corfú. El 7 de octubre de 1571, al mando de la 4ª flota de galeras, (integrada por 30 navíos) actúa en Lepanto, siendo su ayuda decisiva para la victoria. Los vítores y las ovaciones hacia su persona y sus hazañas se suceden a lo largo y ancho de la geografía española. Don Álvaro de Bazán es ya una leyenda y por ello recibe otro título, el de Marqués de Santa Cruz.

Pero su hazaña más sonada tendrá lugar en Portugal en el año 1582. El reino de Portugal se había unido al de España bajo la mano de Felipe II. Uno de los opositores a tal hecho, Felipe Strozzi, dirige una operación para "liberar" al país luso de la influencia española. El encargado de contrarrestar tal acto es el Marqués de Santa Cruz, en un combate que tendrá lugar el 26 de julio de 1582 en la Isla Terceira (Azores). Nuestro capitán, que dirigió sus 28 navíos contra los 60 de Filippo Strozzi logró una victoria que sirvió para sofocar el movimiento independentista y para que el Reino de Portugal permaneciese bajo la tutela de Felipe II durante muchos años.

Los ataques de los corsarios británicos y franceses se sucedían con demasiada frecuencia y fue por ello por lo que Don Álvaro instó a Felipe II a crear una armada de escarmiento para los enemigos de España. Don Álvaro acabó de convencer al rey argumentando que la reina Isabel I de Inglaterra era protestante y que luchaba en contra del catolicismo. Felipe II, un ferviente católico, vio en ello la razón suficiente como para enviar la flota más poderosa jamás vista hasta entonces.

Don Álvaro empezó a trabajar en ello con ímpetu y alegría, pero tras casi tres años de trabajo unas fiebres se cebaron con él acabando con la vida el 9 de febrero de 1588 del hombre que fue descrito como  “aquel que peleó como caballero, escribió como docto, vivió como héroe y murió como santo”.

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